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ARTÍCULO INTERESANTE SOBRE VOLUNTARIADO

Nuestra voluntaria Sabrina Marrero publicó este interesantísimo artículo para la revista YouCoach y con su permiso lo publicamos aquí con enlace a la página en el título:

Dar sin recibir nada a cambio.

En España alrededor de cuatro millones de personas colaboran de forma voluntaria con organizaciones sin ánimo de lucro que desarrollan, entre otras, actividades culturales, deportivas o con fines de integración de personas en situación de exclusión social o en riesgo de estarlo. Los voluntarios y voluntarias dedican parte de su tiempo libre sin recibir una remuneración ni ningún otro tipo de compensación económica a cambio. Entonces, ¿qué es lo que les motiva a hacerlo?

Como no hay un interés económico, las razones para desempeñar un trabajo voluntario obedecen a cuestiones de índole más personal. Hay personas a quienes les mueven sus convicciones religiosas o morales, para otras es una manera de aumentar sus relaciones personales en círculos con intereses y valores similares a los suyos y hay quienes lo perciben como una forma de acceder al mercado de trabajo o no desvincularse del todo después de la jubilación. Incluso, para aquellas personas que primero fueron beneficiarias de este trabajo, se trata de devolver el apoyo que recibieron en su día. Pero si hay un motivo en el que todos coinciden es en el deseo de hacer algo útil para los demás, para la humanidad.
Es en esta última razón donde la persona experimenta el mayor de los beneficios que puede aportar el trabajo voluntario: el crecimiento personal. Este desarrollo de la persona se fundamenta en dos ejes:

Por una parte, se produce un despertar hacia una toma de conciencia de la realidad que nos rodea y del papel que cada uno puede jugar en ella. Se deja de percibir el mundo como algo que dirigen otros, ajeno a nuestros actos y nuestras decisiones, para ponerle cara y nombre a las situaciones de injusticia y sentirlos como propios. Esto se expande al resto de facetas de la vida, ya que obliga a salir del rol de víctima para mantener una actitud luchadora. El cambio es tal que muchos lo describen como una transformación total en la forma de pensar y sentir: el abandono del conformismo por una postura crítica y de responsabilidad frente al mundo.

Tan importante como lo anterior es que al desarrollar acciones de voluntariado se aprende a dar sin recibir nada a cambio. Dejar de instrumentalizar nuestras relaciones con los demás permite llegar a conocer mejor a las otras personas y a sí mismo.

Por un lado, al identificarnos con el que sufre desarrollamos el deseo de ayudarlo, eliminando dicho sufrimiento y sus causas. Esta emoción, la compasión, suaviza nuestra individualidad y nos hace conscientes de la interdependencia que existe entre todos los seres humanos, ya que no podemos sentirla como personas aisladas sino que nace de la relación con el otro.

En el plano individual, el voluntariado nos dota de una identidad, al ofrecernos una dirección, una meta y un rol dentro de un grupo social. Si el trabajo remunerado que desempeña la persona no es capaz de ofrecer estos factores de manera satisfactoria, el rol de voluntario se convierte en central en la autoimagen de la persona. Además, es un refuerzo de la autoestima y del concepto de autoeficacia, ya que ofrece la posibilidad de poner en práctica y ampliar las distintas habilidades, capacidades y potencialidades de cada uno.

Así, el voluntariado no sólo genera un bien a la sociedad, contribuyendo a eliminar situaciones de injusticia y apoyando a los que son víctimas de ellas, sino que marca una diferencia en las personas que lo desarrollan. El altruismo que nace de la compasión es una fuente de felicidad, un potente antídoto contra los sentimientos de depresión, miedo e ira.

SABRINA MARRERO,
Diplomada en Relaciones Laborales y estudiante de Psicología.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Interesante, la verdad. Lo publicaré en mi perfil del Facebook. Grácias
Emilio González